Salimos de La Linda, no muy temprano, después de disfrutar un rico desayuno. Los rayos del sol que se filtraban entre la bruma, auguraban un día espléndido. Recorrimos la Av. del Colono, en toda su extensión y ya el movimiento de los negocios y la gente se hacía notar. Tomamos la ruta 14 y la dejamos al cabo de nueve kilómetros, para adentrarnos, allí, tan cerca en esos caminos de tierra colorada, que te hacen sentir que la naturaleza ya te está entregando todo su esplendor.
Comienzan las chacras, cada una con su variada producción y nos paramos a observar un yerbal. Allí nos explicaron como era el proceso para llegar al tradicional mate que ya estábamos saboreando y combinamos para ver al día siguiente como se produce la yerba que consumimos a diario. Seguimos el camino, tuvimos oportunidad de cruzarnos con camiones cargados de hojas de yerba, que viajaban hacia el molino. También pudimos ver una plantación de té, sorprendidos por la prolijidad del corte y allí nos explicaron que son los brotes más tiernos los que se aprovechan para consumir. Pudimos tocar, sentir el tesal y lo que significa para los productores.